Bullying (acoso entre iguales)
El acoso escolar o (bullying), es un fenómeno que se ha producido desde siempre. En las escuelas siempre ha habido alumnos/as que “abusaban” y “maltrataban” a otros chicos, generalmente más débiles que ellos. A cualquiera de nosotros, gente de mi generación (alrededor de la cincuentena) seguro que no nos es difícil recordar a aquel muchacho al que alguno de nuestros compañeros le “hacían la vida imposible”. Basta con que hagamos un poco de memoria (os invito a hacerlo) y encontraremos, sin duda alguna a ese compañero que estaba “machacado” y que con frecuencia era el destinatario de las “bromas” más pesadas de algunos, y por extensión, de toda la clase.
Nunca hasta ahora se había prestado la atención adecuada y suficiente a este “problema”, por parte de los titulares de los Centros educativos y los claustros de profesores, pero al conocerse a partir de diferentes investigaciones las nefastas consecuencias que el bullying ocasiona, y saltar a los medios de comunicación noticias tremendas relativas al tema, las Administraciones Educativas han comenzado a “moverse” para resolver el problema.
A partir de hoy en este blog voy a ir exponiendo de forma periódica, para aquellos que estéis interesados en el tema, cuáles son las características, los protagonistas, las consecuencias, las principales investigaciones sobre el bullying, y las formas de afrontarlo, desde el punto de vista del Equipo Directivo del Centro, del Orientador, del Tutor/a o de los propios padres del alumno que lo esté padeciendo.
Los niños de edad infantil, suelen implicarse en peleas y relaciones agresivas frecuentes, aunque obtengan puntuaciones sociométricas positivas de ser amistosos y tener atractivo físico (Vermande et al., 2000). Es decir, en todo tipo de niños resulta muy frecuente el hecho de solucionar sus conflictos con relaciones agresivas. Eso no podría etiquetarse como “maltrato entre iguales”, porque sólo se produce maltrato entre iguales, en aquellos tipos de situaciones en las cuáles uno o varios alumnos toman como objeto de su actuación injustamente agresiva, a otro/a compañero/a y lo someten por tiempo prolongado a agresiones físicas, burlas, amedrantamiento, amenazas, aislamiento, etc., aprovechándose de su inseguridad y de sus dificultades personales para pedir ayuda o defenderse. Para el/la escolar, abocado a este tipo de situación, la convivencia diaria en el Centro educativo se convierte en un infierno.