Informe del defensor del Pueblo sobre la violencia escolar

Como quedamos el último día hoy voy a hablaros del estudio más completo realizado hasta ahora en nuestro país sobre el maltrato entre iguales. Se trata del Informe del Defensor del Pueblo (2000), “Violencia Escolar. El maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria”. En este año 2007 se ha publicado otro informe con datos de 2006 en dónde se reconoce que apenas ha disminuido la incidencia del bullying en los siete años que median entre los dos estudios. Esos nuevos datos os los aportaré próximamente.

El Informe se basa en una investigación dirigida por la Dra. Esperanza Ochaita. La muestra estuvo compuesta por 3.000 estudiantes de ESO o niveles equivalentes, la mitad chicos y la mitad chicas, siendo una cuarta parte de la muestra de cada uno de los cuatro cursos de la ESO. Los alumnos/as estudiaban en 300 centros educativos públicos y privados, ubicados en las distintas Comunidades Autónomas. Se trata de un diseño transversal, porque se compara la incidencia del problema entre diferentes estratos (de edad) de población, dentro del mismo momento temporal. Además se encuestó a un miembro del equipo directivo de cada centro, en concreto al Jefe/a de Estudios de cada uno de los 300 centros seleccionados. El error muestral tenido en cuenta en el caso de los estudiantes ha sido +/- 2.2 % (a un nivel de confianza del 95.5 % y máxima variabilidad). Se elaboraron para el estudio dos cuestionarios, uno para los alumnos y otro para los Jefes de Estudio (Si bien, aunque éstos segundos contestaron determinadas preguntas exclusivamente como profesores, en vez de como cargos directivos, el Informe del Defensor del Pueblo, en su pág. 147, advierte que no tiene sentido plantearse su representatividad,- en el caso de la muestra de profesores-, con respecto al conjunto de la población de ESO, ya que lo que interesaba era “conocer qué se sabe de los casos de maltrato entre iguales y como se aborda el problema dentro de los centros de los estudiantes encuestados. (Yo estoy absolutamente de acuerdo en la falta de representatividad (tal y como se advierte en la pág. 147) del profesorado en general, a partir de esas preguntas ( b ) del Cuestionario que rellenaron los Jefes de Estudio. El comportamiento de determinados alumnos así como sus actitudes hacia ellos durante las clases, no son comparables con las de esos mismos alumnos/as hacia otros profesores en otras materias. Prácticamente todos los alumnos saben quien es el Jefe de Estudios del centro, y eso les “intimida” un poco.No es comparable. Además, las respuestas de estos cargos directivos, al contestar como “profesores” están necesariamente contaminadas por multitud de razones que creemos, no es necesario enumerar).

El cuestionario de los alumnos está organizado en bloques, y en cada uno de ellos, se recaba información sobre diferentes aspectos. Éstos aspectos son los siguientes:

a) Lo que ocurre en el Centro, visto como espectador: tipos de maltrato y frecuencia de los mismos, número de personas que agreden.

b) Relaciones sociales y sentimientos vividos por el alumno/a encuestado.

c) Trato del que es objeto el estudiante: tipos de maltrato de los que pudiere ser víctima, y frecuencia de los mismos.

d) Características del agresor: sexo, integrante de la colectividad colegial o no, status(profesor o no).

e) Lugar en que ocurre cada tipo de maltrato.

f ) Personas a quienes se comunica el hecho, y personas que intervienen para ayudar.

g) El alumno como agresor; acciones hechas; reacciones de los otros; participación en

agresiones de otros.

El cuestionario a los Jefes de Estudio, contenía dos tipos de preguntas que tenía que contestar como :

a ) Jefe de Estudios, sobre el número de casos de maltrato que llegan al Equipo Directivo, y medidas

que se toman desde el Centro, tanto de prevención como de intervención.

b ) Profesor, relativas a casos de maltrato en su propia clase: tipo, frecuencia, lugar, y demás detalles.

Los resultados más relevantes, obtenidos a partir del cuestionario de los alumnos, y atendiendo a tres criterios diferentes, aparecen en los siguientes gráficos:

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Grafico3

A partir de los datos, interpreta el informe que los escolares de 1º son quienes más sufren los abusos de sus compañeros, no sólo de su misma aula o curso, sino también de otros cursos superiores al suyo. Teniendo en cuenta la mayor frecuencia de escolares que reconocen ser autores de algún tipo de maltrato en 2º curso, puede pensarse que la mayor densidad de conflictos se da en el Primer Ciclo de Enseñanza Secundaria Obligatoria (1º y 2º de ESO), tendiendo a ser víctimas los escolares de 1º, y a ser agresores los de 2º, aunque 2º es también el curso en el que después de 1º, suelen sufrirse mayor número de abusos. Se trata de tendencias generales, pues ciertos tipos de maltrato pueden presentarse con más frecuencia en cursos superiores.

El maltrato entre iguales es protagonizado mayoritariamente por chicos. En todos los tipos de agresiones éstos tienen un papel destacado, aunque las chicas, en grupos sólo femeninos o mixtos, aventajan a los chicos cuando se trata de hablar mal de otros.

En cuanto al escenario de las agresiones puede decirse que a cada tipo de agresión, parece corresponderle un escenario determinado. La clase es el escenario más habitual para los insultos y motes por un lado, y el acoso sexual por otro, aunque como es obvio, la frecuencia con la que se dan uno y otro tipo de maltrato en dicho escenario, es radicalmente distinta. Así mismo, el aula es el escenario donde con mayor frecuencia se llevan a cabo acciones contra las propiedades del alumnado, como romper o robar cosas, siendo en estos casos muy significativa la diferencia con los otros lugares donde suceden los maltratos. El patio destaca como escenario de agresiones físicas directas y de exclusión activa. Los aseos son el escenario donde se esconden cosas. Varios tipos de maltrato, como hablar mal de otros, ignorar, amenazar sin armas, o pegar, tienen escenarios más distribuidos dentro del centro y fuera de el. El escenario en el que suelen producirse las casi inexistentes amenazas con armas se sitúa fuera del recinto escolar.

La víctima de abusos por parte de compañeros tiende a comunicar su situación de modo mayoritario a sus amigos, aumentando el porcentaje de quienes toman esta medida, cuando se sufren abusos más graves, como acoso sexual o amenazas con armas, situaciones en que también se tiende a comunicar a otras personas, fundamentalmente a la familia y al profesorado, aunque a los profesores, en una proporción sorprendentemente pequeña, dada la gravedad de algunos tipos de maltrato (les cuentan lo ocurrido en un 10 % de los casos para cada modalidad de abuso, con excepción de los que tienen que ver con amenazas, sobre todo si hay armas por medio, 23.8 %; o en las situaciones de acoso sexual, 17.6 %). El porcentaje mayor de casos en que la agresión se silencia por parte de la víctima, ocurre cuando ésta es chantajeada.

Otra de las preguntas del cuestionario era “ Si has sentido miedo a venir al Centro, ¿cuál ha sido el motivo?”. De aquellos que confiesan sentir miedo “alguna vez”, casi 1/3 siente miedo de uno o varios compañeros, y un porcentaje similar dice sentir miedo en relación con aspectos académicos (no saber hacer el trabajo de clase, las notas, etc). En un porcentaje menor, se ha sentido alguna vez miedo de “una escuela nueva con gente diferente” (16.6 %); y de algún profesor/a (9 %).

Quienes han sentido miedomás de tres o cuatro veces en el curso”, señalan mayoritariamente (55.4 %) que se debe a uno o varios compañeros, aunque éste no es el único motivo; un 15.4 % señalan a alguien del profesorado; y un 12.3 %, señala a los aspectos académicos como el origen de su miedo, descendiendo considerablemente el miedo a un centro nuevo. Quienes confiesan haber sentido miedo “casi todos los días”, es decir, un miedo cotidiano, un 61 % lo achaca a compañeros; un 16.7 % lo relaciona con el profesorado; y un 10 % afirma que su miedo proviene del trabajo académico.

En lo referente a la ayuda que recibe la víctima y a la vista de los resultados, se concluye que esa ayuda viene prácticamente sólo de los amigos/as, que en ciertas situaciones de abuso más grave incluso dejan de prestarla, como ocurre con las amenazas con armas. En este caso, otros compañeros no necesariamente amigos, parecen compartir el prestar auxilio a la Víctima. Las situaciones de maltrato en que los profesores ayudan en mayor porcentaje de casos, son tres, especialmente graves: cuando se roban cosas a la víctima; cuando se pega a ésta; o cuando es amenazada con el propósito de intimidarla. Los mayores porcentajes de casos en los que nadie interviene tienen lugar en “las amenazas para obligar a hacer algo” (chantaje); amenazas con armas; y cuando se sufre exclusión social.

Cuando se plantea la pregunta “¿Cuando tú te metes con alguien continuamente, qué hacen tus compañeros?” a quienes precisamente reconocen agredir a sus compañeros/as, en prácticamente todos los tipos de maltrato, la respuesta mayoritaria suele ser la “pasividad” por parte de quienes observan. Sólo algunos tipos de conductas, como romper o robar cosas, o el chantaje y el acoso sexual, muestran una menor pasividad, pero entonces la reacción alternativa es la de “animar” o “ayudar” al agresor, tal como lo refieren los chicos/as autores del maltrato. La reacción de rechazo es mínima si hacemos caso a lo que cuentan los agresores.

Lo anterior no coincide con los datos aportados por los testigos, pues ante la pregunta “¿Tú que haces cuando se meten continuamente con un compañero o compañera ?”, un 44 % de los testigos afirman que cortan la situación cuando la víctima es un amigo/a, pero una proporción importante de ellos no tiene en cuenta los lazos que le puedan unir a la víctima, pues un 32.6 % también intentan cortar la situación en caso de que la víctima no sea amiga. En menos de un 10 % de los casos se informa a algún adulto. Es decir, la percepción entre los que observan el maltrato y el propio maltratador es diferente, pues el agresor tiende a considerar que los demás apoyan su propia acción. Sin embargo, existe un 18.5 % de alumnos que no hace nada; aunque un 14 % del total piensa que debería hacer algo. Además, hay un 1.5 % de alumnos/as que confiesa que lo que hacen al ver una agresión es “meterse con la víctima”, convirtiéndose así en cómplices del compañero maltratador.

Los alumnos/as cuando se les pregunta qué hacen los profesores al respecto, ofrecen como la respuesta más frecuente que “algunos profesores” intervienen para cortarlo, aunque menos de 1/3 de la muestra total opta por esta respuesta. Un 25 % afirma que “no se sabe lo que hacen”; y otro 25 % afirma que no hacen nada “porque no se enteran”. Una quinta parte de los encuestados afirman que los profesores “castigan” a los que agreden. Parece por ello que el profesorado tiene un papel menos protagonista a la hora de intervenir, que los propios compañeros de la víctima. Ello unido al dato de la “ignorancia de los hechos”, confirma los datos obtenidos en otros paises acerca de este fenómeno, como algo soterrado, y que permanece en el mundo no adulto.

En lo que se refiere al cuestionario de profesores y como ya indiqué anteriormente estos resultados son difícilmente generalizables, dado a que quien contesta como “profesor” ejerce también, en la práctica, el cargo de Jefatura de Estudios del Instituto.

“Los problemas de aprendizaje de los alumnos”, “la falta de participación de las familias” o la “falta de recursos humanos”, son dificultades que para el “profesorado” tienen una mayor influencia en el funcionamiento de sus centros; (en esta categoría, el maltrato entre iguales, ocupaba el penúltimo lugar entre 6 posibilidades). Los resultados apuntan a que el maltrato entre iguales no parece un problema que a los docentes resulte agobiante, ni siquiera excesivamente preocupante. Si bien, en la categoría “importante”, el maltrato entre iguales, queda en 4º lugar de cinco posibles. “Los alumnos que no permiten que se imparta clase” y “las agresiones de estudiantes hacia los docentes” son conductas que se consideran más importantes que el abuso entre iguales.

A partir de los datos obtenidos, el informe presenta las siguientes conclusiones:

– Las agresiones entre alumnos no son consideradas por los profesores uno de los principales problemas de sus centros. Entre los seis factores negativos para el funcionamiento de los centros, sugeridos, el maltrato entre iguales estaría en ó lugar. Por encima de el se encuentran las dificultades de aprendizaje de los estudiantes; la falta de participación de las familias; y la falta de recursos humanos y materiales .

– En comparación con otro tipo de conflictos que los alumnos pueden plantear en los Colegios e Institutos, el abuso entre iguales tendría una importancia “media” en opinión de los profesores. Las conductas disruptivas en clase y las malas maneras y agresiones a profesores son consideradas más importantes.

– Los docentes consideran que la mayoría de las veces se enteran de los conflictos aunque admiten que en ocasiones, pueden pasarles desapercibidos.

– Los profesores consideran que los conflictos en su centro han aumentado mucho en los últimos tres años. (Con esto estoy absolutamente de acuerdo, y aunque lo comentaré otro día en profundidad, en el apartado de “violencia contra el profesor” ello choca frontalmente con unos datos del Informe INCE 97. Se dice en ese informe expresamente que, “a partir de los datos del cuestionario, no se puede afirmar que la indisciplina, considerando los tres últimos años (94-95, 95-96, y 96-97) vaya en aumento. El colectivo, que es minoritario, que afirma que la falta de disciplina y desórdenes van en aumento, consideran dos causas como las más importantes. Estas son el desinterés del alumnado por los estudios y los problemas familiares” ( El funcionamiento de los Centros. INCE 1997. pg. 100 ). Discrepo totalmente. Los conflictos han aumentado mucho, y no precisamente a partir de 1997. Es algo que viene creciendo año tras año, desde fechas muy anteriores manteniendose esa linea ascendente en este año 2007).

Bueno, por hoy lo dejamos. El próximo día os comentaré algunas discrepancias personales con alguno de los resultados del cuestionario de profesores del Informe del Defensor del Pueblo (que nó con los datos relativos al bullying) y haré algunas consideraciones al respecto.

Saludos y hasta pronto.

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