El microsistema

Al referirnos, superficialmente al microsistema familiar, podemos decir que el origen de esta violencia, la “violencia familiar”, como ya hemos visto, es un profundo deterioro de la interacción, que a su vez, al disminuir la posibilidad de establecer relaciones positivas y repetirse crónicamente -haciéndose con ello más grave-, y al extenderse a las diversas relaciones que en el sistema familiar se producen, contribuye a deterioran aún más dicha interacción.

Una importante fuente de estrés familiar ( y sabemos que cuando el nivel de estrés que experimentan los padres es superior a su capacidad para afrontarlo, hay enormes posibilidades de que surja la violencia ) procede, sin duda, de las condiciones de extrema pobreza y de las dificultades que de ella suelen derivarse en la propia vivienda familiar (falta de espacio, temperaturas extremas, falta de higiene, falta de alimentos básicos…). Estas condiciones extremas son una condición de riesgo psicosocial para las personas que en ellas se encuentran, incluyéndose también, por supuesto, el riesgo de violencia (Wolfe, 1988; Trickett et al. 1991).

Diferentes estudios encontraron relaciones significativas entre la utilización de la agresión hacia los niños y el empleo de la violencia entre los propios adultos que conviven con ellos (Strauss et al. 1980). Incluso, Emery (1989), detecta problemas de internalización (miedo, aislamiento, resentimiento) y externalización (conductas agresivas, conductas de desafío) en los niños que conviven con mujeres maltratadas, problemas sumamente parecidos a los que produce el hecho de ser propiamente maltratado.

El estrés familiar, las frustraciones y la inestabilidad familiar, con problemas económicos y sociales, han sido asociadas a problemas de conducta y agresividad en adolescentes varones (Jaffe et al.,1985; Verhalst et al., 1985). Los resultados de estos estudios están influidos por el género, ya que a partir de informes de padres y profesores, existe más violencia en los hijos varones que en las chicas de familias con dificultades.

La pobreza incluso puede mermar las habilidades de los padres para proporcionar apoyo emocional estable, o puede incrementar el rechazo paternal afectando a los sentimientos de seguridad y cariño en sus hijos (Toomey y Christie, 1990).

Pero evidentemente la pobreza en sí misma y por sí sola no produce violencia, aunque sí aumenta su probabilidad de aparición. Hay muchísimas familias que atraviesan dificultades económicas graves, y no son violentas, y la violencia se produce en todas las clases sociales.

El tratamiento y prevención de las conductas agresivas en las familias pasa por ayudar precísamente, a estas familias con problemas a mejorar su situación socioeconómica.

Bueno, por hoy lo dejamos. Otro día hablaremos del Mesosistema.

Saludos y hasta pronto.

3 Responses to “El microsistema”

  1. Hola nuevamente Javier,
    Estoy revisando las diferentes posturas teóricas que tratan de explicar el fenómeno de la violencia, en este artículo mencionas la pobreza cómo un factor importante. Me puedes facilitar la bibliografía? y qué otras fuentes me puedes recomendar?

    También te quiero preguntar si recibiste mi correo, donde solicito las claves para poder acceder a tu tesis y libros.
    Gracias nuevamente, igual que muchos de los que visitamos tu blog, estoy gratamente impresionada de tu disposición, generosidad e interés por todos los que solicitamos tu apoyo.
    Saludos!

  2. Adriana, recibí tu correo solicitando las claves y espero que, una vez recibidas, hayas podido descargar los libros sin problema. Te recomiendo que leas los artículos de este blog que aparecen en los siguientes enlaces:

    http://www.conflictoescolar.es/2008/03/la-psicologia-ecologica/
    http://www.conflictoescolar.es/2008/04/el-microsistema-escolar/
    http://www.conflictoescolar.es/2008/05/el-macrosistema/
    http://www.conflictoescolar.es/2008/04/el-microsistema-escolar/

    La bibliografía del artículo es la siguiente:

    – Wolfe, D. ( 1988) . Child abuse and neglect . En E. Mash y D. Terdal (Eds.). Behavioral assesment of childhood disorders. New York: Guilford Press.

    – Trickett, P.K., Aber, J.L., Carlson, V., y Cichetti, D. (1991). Relationship of socioeconomic status to the etiology and developmental sequelae of physical child abuse. Developmental Psychology, 27 (1), 148-158.

    – Straus, M.A., Gelles, R.J., y Steinmetz, S. (1980) . Behind closed doors: Violence in the american family . New York: Anchor/Doubleday.

    – Emery, R.E. (1989) . Family Violence. American Psychologist, 44, 321-328.

    – Jaffe, P., Wolfe, D., Wilson, S. , y Zak, L. (1985) . Critical issues in the assessment of children’s adjustment to witnessing family violence. Canada’s Mental Health, 33 (4) , 15-19.

    – Verhalst, F.C., Akkerhuis, G.W. , y Althaus, M. (1985). Mental healt in Dutch children : A cross-cultural comparison. Acta Psychiatrica Scandinavica, 72. Suppl : 108 pp.

    – Toomey, B.G., y Christie, D.J. (1990) . Social stressors in childhood: Poverty, Discrimination and catastrophic events. En L. E. Arnold (Ed.), Childhood stress (pp. 423-458). N. York: Wiley & Sons.

    Espero que te sirva.

    Un cordial saludo.

  3. Hola Javier,

    Ya pude descargar los documentos, muchas gracias por la bibliografía y por toda tu ayuda, me ha ayudado mucho.

    Saludos!!!

Discussion Area - Leave a Comment